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Maestría y paciencia, nudo a nudo

No es casualidad que, en esta segunda entrega, Cotlin Raw haya viajado hasta Nepal. La voluntad de crear una colección Premium requería investigar en varias direcciones. Asumíamos la búsqueda de fibras de calidad y alto grado de conocimiento en técnicas y acabados.

Sin embargo, lo realmente imprescindible fue descubrir manos todavía más sabias. Aquellas que dominaran el arte de la tejeduría, amparadas por una virtud excepcional. Viajamos a Nepal: al corazón de la paciencia, la resiliencia y de la atención al detalle. Donde cuentan que los maestros artesanos nepalís aprendieron en su día, de refugiados del Tíbet que encontraban en las alfombras anudadas a mano, un medio para alcanzar la paz interior.

Compartimos de manera sintética el largo proceso de trabajo, con la finalidad de entender todos los pasos necesarios para llevar a cabo una alfombra. De la misma manera que solo así se pone en valor el producto tan especial que tenemos entre manos.

El cáñamo es la fibra autóctona escogida por su resistencia y apariencia para llevar a cabo la colección.

A la tonalidad natural propia del cáñamo (undyed) se suman otros 4 colores inspirados en la tierra y sus matices: ecru, clay, moss y charcoal. Colores que se obtienen de tintes naturales que, del mismo modo que el resto del proceso se aplican de forma manual.

La técnica hand knotted, o nudo hecho a mano, es una de las formas más antiguas y artísticas de crear alfombras, una tradición que ha perdurado a lo largo de los siglos. Su dominio recuerda al del buen pianista.

El piano, como el telar, requiere de un dominio del ritmo. Los dedos deben moverse con fluidez y sincronización, ya sea para mantener el tempo de una obra musical o para mantener la tensión correcta en los hilos. En cada uno, el error es visible o audible de inmediato, y la corrección es parte intrínseca del proceso de perfección. Pero más allá de la técnica, en ambos actos hay un diálogo íntimo con el material: las cuerdas del piano vibran al ser tocadas, mientras los hilos se tensan y entrelazan con cada gesto. En ese juego de tensiones y liberaciones, el músico y el tejedor dejan una huella, una expresión que solo puede surgir de la conexión profunda entre las manos y el instrumento, entre el alma y la obra.

Una vez acabado el tejido de la alfombra se extrae del telar vertical, rasgándolo de la trama.

Su repetido proceso de lavado tras ser teñidas, logran un efecto envejecido propio de las alfombras antiguas, vividas.

El repaso final asegura la altura correcta de la alfombra y cuida que no hayan alteraciones en la fibra.